LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Primera Guerra Mundial es el nombre con el que comúnmente se
designa al conflicto militar que tuvo lugar entre 1914 y 1918. Afectó a los
cinco continentes e implicó a gran parte de la humanidad. Otras denominaciones
que ha recibido son: “Gran Guerra”, “Guerra Europea” o “Guerra del 14".
Lo que se inició como una guerra circunscrita a las viejas
potencias europeas se extendió por el resto del mundo merced a las posesiones
coloniales. Además intervinieron otros países como Estados Unidos de
Norteamérica, Japón, China o algunos países iberoamericanos. España permaneció
al margen del conflicto.
Se inició poco después del asesinato del príncipe heredero a
la Corona de Austria, el Archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, quien
junto con su esposa fue víctima de un atentado terrorista en la ciudad de
Sarajevo (Bosnia) el 28 de junio de 1914. Los responsables del atentado,
bosnios de origen serbio, reivindicaban la anexión de Bosnia (bajo dominio
austríaco) a Serbia.
Austria-Hungría atribuyó a Serbia la responsabilidad del
atentado y, tras un ultimatum, le declaró la guerra (28 de julio de 1914). El
funcionamiento de las alianzas militares constituidas en los inicios del siglo
XX por las principales potencias europeas precipitó la extensión del conflicto
fuera de las fronteras balcánicas.
consecuencias
CONSECUENCIAS DEMOGRÁFICAS
Fallecidos
9.272.000
Inválidos
6.5000.000
Viudas
4.250.000
Huérfanos
8.000.000
Pese a que los escenarios donde se desarrolló con especial intensidad
la contienda fueron relativamente reducidos si se comparan con los de la II
Guerra Mundial, el número de bajas mortales que causó fue muy elevado: más de
cuatro millones entre las potencias centrales y unos cinco millones entre las
aliadas; entre esas bajas hubo un importante número de víctimas civiles, muy
superior al de anteriores guerras. A ello se añadió el elevado saldo de heridos
y mutilados.
La mayor parte de las pérdidas se produjeron entre jóvenes varones,
dando lugar a una relativa superpoblación femenina. El sistema productivo se
vio condicionado por el descenso de la natalidad y el envejecimiento de la
población.
Refugiados macedonios
La mortalidad sufrió un notable incremento debido a la subalimentación
y a la insuficiencia sanitaria en general. Los gobiernos se vieron desbordados
por innumerables huérfanos.
Consecuencias económicas
La guerra supuso una destrucción material extrema. Francia y Bélgica
fueron los países más afectados pues los combates más violentos se
desarrollaron en su territorio. Igualmente fueron duramente castigadas Rusia y
la región fronteriza entre Italia y Austria.
Lieja (Bélgica). Puente sobre el río Mosa arruinado. Ampliar imagen
Puente de Lieja arruinado
Los campos de cultivo, la red de ferrocarriles, puentes, carreteras,
puertos y otras infraestructuras fueron devastados. Se perdieron barcos,
fábricas, maquinaria. Numerosas ciudades y pueblos fueron total o parcialmente
arrasados.
La riqueza de los estados sufrió un dramático descenso: Francia perdió
más del 30%, Alemania cerca del 25 %, el Reino Unido el 32%, Italia el 26%.
Estados Unidos se vio menos afectado y su economía se colocaría a la cabeza del
mundo.
Al término de la guerra fue necesario reconvertir las industrias que
habían estado destinadas durante años a la producción de guerra. El proceso fue
lento y se vio entorpecido por una crisis que se alargó hasta 1924. La
"economía de guerra" dislocó el sistema productivo y eliminó de la
política económica los principios del liberalismo. La tendencia se consolidó
durante la posguerra fruto de las políticas de los gobiernos de izquierda,
especialmente los socialdemócratas. El intervencionismo económico del Estado
fue la pauta seguida durante el período de entreguerras salvo en el caso de
Estados Unidos, hasta la llegada a la presidencia de F. D. Roosevelt.
El gasto bélico se financió en parte acudiendo a las reservas de oro y
al endeudamiento mediante la emisión de deuda pública, complementado con el
recurso a créditos exteriores, especialmente de origen estadounidense. Se
recurrió a la fabricación del papel moneda, lo que provocó una fuerte
inflación, agravada en la posguerra por el desequilibrio entre demanda y
producción.
Sin embargo hubo países a los que la guerra benefició económicamente.
En primer lugar aquellos que habían permanecido neutrales durante el conflicto
y se habían convertido en proveedores de materias primas y alimentos para los
contendientes, casos de Brasil, Argentina y España.
Pero fundamentalmente la guerra consolidó el crecimiento de dos grandes
potencias: Estados Unidos y Japón cuyo comercio experimentó un aumento sin
precedentes en detrimento de las potencias tradicionales de Europa, que
perdieron sus mercados exteriores y vieron cómo su espacio económico se
fragmentaba.
Estados Unidos prestó importantes cantidades de dinero a los aliados y
les suministró abundante material bélico, bienes de equipo y víveres. Se
convirtió en el mayor acreedor (más de 250 mil millones de dólares) de los
países europeos, que en adelante entraron en una estrecha dependencia de los
créditos norteamericanos para hacer frente a la reconstrucción económica. El
dólar se convirtió junto a la libra esterlina en el principal instrumento de
cambio en las transacciones internacionales y la bolsa de Nueva York consiguió
el liderazgo mundial.
Consecuencias sociales
La incorporación de la mujer al sistema productivo durante el conflicto
rompió el monopolio que hasta entonces habían ejercido en él los hombres,
alterando con ello los esquemas tradicionales de desarrollo del capitalismo.
Durante la guerra la mujer adquirió conciencia de su capacidad para desarrollar
las habilidades de los hombres y demandó un creciente protagonismo en el
mercado laboral.
Trabajo femenino
Las clases medias salieron empobrecidas del conflicto, en tanto que
surgieron nuevas fortunas relacionadas con la producción de armas y la
especulación de víveres. Las masas obreras sufrieron una importante pérdida del
poder adquisitivo de sus salarios a causa de la inflación y fueron
protagonistas de una intensa agitación laboral, concretada en una oleada de
huelgas que se hicieron eco de la revolución bolchevique rusa.
Un país especialmente sensible a la crisis y a la agitación social fue
Alemania, obligada tras los tratados de paz a indemnizar a los vencedores con
ingentes sumas de dinero.
Consecuencias políticas
Los cuatro imperios existentes antes del final del conflicto
(Austria-Hungría, Alemania, Turquía y Rusia) desaparecieron con sus
correspondientes casas reinantes, dando lugar a repúblicas. La revolución
bolchevique, acaecida durante guerra, marcaría un hito en la historia de la
humanidad por ser la primera que dio como resultado el nacimiento de un estado
comunista, que jugaría un papel determinante en la historia del siglo XX.
El fin del conflicto alteró el mapa europeo y colonial
Los antiguos imperios Austro-Húngaro, Turco y Rusia sufrieron grandes
pérdidas territoriales, de donde surgieron nuevos estados: Finlandia, Estonia,
Letonia, Lituania, Polonia, Yugoslavia, Checoslovaquia y Hungría.
Alemania perdió Alsacia y Lorena, que pasaron a manos francesas, así
como todos sus territorios ultramarinos.
Consecuencias ideológicas
La sociedad de la posguerra fue presa de una profunda crisis de
conciencia. Las secuelas del conflicto llevaron al cuestionamiento de los
modelos político, social y económico imperantes desde inicios del siglo XX. El
imperialismo que partía de supuestos europeocentristas, otorgando a la
civilización occidental la superioridad sobre las restantes, fue puesto en tela
de juicio por los pueblos colonizados que, sirviéndose de un incipiente
nacionalismo, comenzaron a reivindicar la independencia respecto a sus
metrópolis.
Surgió un peculiar tipo social: el del inadaptado a la paz y nostálgico
de la guerra, que constituyó el soporte de movimientos nacionalistas
revanchistas y radicales que progresaron durante el período de entreguerras.
Muchos excombatientes quedaron excluidos de la vida laboral y fueron presa de
un profundo desánimo al considerar que la sociedad los había excluido sin el
reconocimiento de su esfuerzo y sacrificio.
Hubo colectivos que no aceptaron el fin de la guerra y denunciaron los
tratados de paz hecho especialmente significativo en Alemania donde HITLER
denunció lo que consideraba injusta supeditación de su país a los tratados de
paz.
La pérdida de valores humanistas se reflejó en el arte, la literatura y
la música e sirvió de empuje a movimientos como el expresionismo y el
surrealismo.
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